En el marco de las iniciativas del Colegio CODESA para conmemorar el Marzo de la Memoria, se llevó a cabo un encuentro significativo con estudiantes del último año del nivel secundario. Esta actividad se inscribe en la reflexión en torno al Día Nacional por la Memoria, la Verdad y la Justicia en Argentina, una fecha de resonancia en la provincia de Salta y en todo el país. El evento contó con la participación de invitados especiales: Elia Fernández, Martín Arancibia y Fernando Pequeño, quienes compartieron sus perspectivas y vivencias en relación al terrorismo de estado en Argentina.
La teoría de los dos demonios y la
deshumanización, por Martín Arancibia
El eje central del
encuentro fue generar un diálogo abierto con los jóvenes sobre la memoria, la
verdad y la justicia, conceptos fundamentales para comprender el período oscuro
de la dictadura militar y sus persistentes legados. Se buscó fomentar una reflexión
crítica en las nuevas generaciones, resaltando la importancia de mantener viva
la memoria colectiva para evitar la repetición de los horrores del pasado.
Martín Arancibia inició la conversación contextualizando históricamente el
terrorismo de estado en Argentina, insertándolo en un panorama más amplio de dictaduras
sistemáticas en Latinoamérica, mencionando los casos de Chile, Perú, Brasil
y Uruguay. Arancibia desmitificó la teoría de los dos demonios, una
perspectiva que equipara la violencia estatal con la de otros actores,
argumentando que en Argentina existió un terrorismo de estado definido
por la complicidad cívico, eclesiástica y militar, cuyo objetivo
principal fue suprimir el pensamiento político.
Durante su
intervención, Arancibia profundizó en el concepto de deshumanización, un
proceso mediante el cual se niega la humanidad del otro a través de etiquetas y
la eliminación de su individualidad. Citó ejemplos históricos como el Genocidio
Armenio y el Gueto de Varsovia para ilustrar cómo esta estrategia ha sido
utilizada en diversos genocidios. Además, introdujo la noción de la banalidad
del mal de Hannah Arendt, refiriéndose a la falta de reflexión y
responsabilidad individual al obedecer órdenes que infligen daño. Subrayó la
importancia de la resistencia moral como un límite ante la posibilidad
de dañar a otros.
El valor del testimonio: Elia Fernández
y Fernando Pequeño
El encuentro otorgó un
lugar primordial al valor del testimonio. Elia Fernández y Fernando
Pequeño compartieron sus vivencias personales como familiares de víctimas del
terrorismo de estado. Elia, miembro de la agrupación H.I.J.O.S relató cómo
siendo muy pequeña vivió el resquebrajamiento de su familia y las
consecuencias de la violencia a lo largo de cincuenta años. Destacó que el
testimonio de los sobrevivientes y sus familiares es fundamental, pero también
finito en el tiempo, por lo que su transmisión a las nuevas generaciones se
vuelve crucial. Fernando, ubicándose en la generación de “nietos”, narró la imposibilidad
de hablar sobre lo sucedido durante la dictadura y el silencio que se
instaló en las familias como mecanismo de protección ante el terror.
La búsqueda de
justicia y verdad emergió como un tema central. Se explicó cómo los juicios
de lesa humanidad en Argentina han construido una verdad jurídica basada en
pruebas a lo largo de cincuenta años, diferenciándola de discursos políticos
negacionistas. Se destacó el papel de la justicia como un límite y como una
instancia de sanación para las víctimas y sus familias. Elia compartió el
impacto positivo de los juicios en la vida de un familiar de un desaparecido,
quien pudo rehacer su vida tras las condenas. Sin embargo, también se abordó el
trauma social e individual generado por el silencio impuesto durante la
dictadura y cómo este afectó la construcción de la identidad de quienes
vivieron esos hechos.
El trauma y la memoria incompleta: preludios
de un estado de crueldad
La discusión también
abordó la noción de memoria incompleta, especialmente en relación con la
falta de información sobre el destino de todos los desaparecidos y la
dificultad para reconstruir la historia de las mujeres víctimas. Se expresó
preocupación por la emergencia en el presente de un posible "estado de
crueldad", manifestado en situaciones de represión y desatención hacia
sectores vulnerables, alertando sobre la posibilidad de que la historia se
repita si no se mantiene viva la memoria. Se remarcó la importancia de que los
jóvenes se involucren activamente para evitar la repetición de estos hechos y
para defender la democracia.
Las preguntas de los estudiantes
Los estudiantes
mostraron un profundo interés y participaron activamente con preguntas que
abordaron diversos aspectos: cómo completaron los invitados sus historias en un
contexto de dificultad para obtener información, qué les decían sus familias
cuando eran niños, cómo se sienten ante la negación de la historia, cómo era
Miguel Ragone como persona, qué perdura del terrorismo de estado en la
actualidad, por qué es importante este tema para los jóvenes, cómo fue el
proceso de superación, y el proceso de reconocimiento de los cuerpos. Los
invitados compartieron sus experiencias personales al responder estas
preguntas, enfatizando la complejidad y el dolor de esos procesos. Martín
Arancibia reflexionó sobre la dificultad de alcanzar una "memoria completa"
hasta que aparezca el último cuerpo desaparecido.
En el cierre del
encuentro, se reafirmó que la memoria no es un dato estático, sino una
construcción histórica continua. Se anunció un proyecto de un mural en el
colegio como una forma de mantener visible esta historia. Se enfatizó que el
objetivo del encuentro no era ofrecer conclusiones definitivas, sino fomentar
la reflexión, el pensamiento crítico y el diálogo constante entre generaciones
sobre un pasado que sigue interpelando al presente. El encuentro en el Colegio
CODESA se erigió así como un espacio vital para la transmisión de la memoria,
fortaleciendo el compromiso con la verdad y la justicia como
pilares fundamentales de una sociedad democrática.
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