El gobierno municipal de Cerrillos organizó un acto institucional en conmemoración del 49 aniversario de la desaparición y asesinato del Gobernador Miguel Ragone en Salta.
En el corazón del acto conmemorativo, las palabras de Mariana Reyes resonaron con la fuerza de un llamado a la memoria y la justicia. Representando al Gobernador de Salta, Dr. Gustavo Saenz, y al Ministro de Gobierno, Derechos Humanos, Trabajo y Justicia, Ricardo Villada, Reyes articuló un discurso que se erigió como un bastión en la defensa de los derechos humanos, especialmente en un contexto que ella misma describió como de retroceso para las políticas públicas de Memoria, Verdad y Justicia.
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Mariana Reyes, Secretaria de Derechos Humanos de Salta Acto conmemorativo 49 aniversario. Ragone, Cerrillos. |
La figura emblemática de Miguel Ragone y la crucial lucha por los derechos humanos en un presente desafiante
La intervención de Mariana Reyes en el acto conmemorativo se erige como un llamado urgente a la reflexión y a la acción. Al entrelazar la memoria de Miguel Ragone, el reconocimiento de los avances logrados en materia de derechos humanos y la denuncia de un presente que amenaza con revertirlos, su discurso no solo honra la figura del exgobernador, sino que también reafirma la vigencia y la necesidad de las políticas de Memoria, Verdad y Justicia en la Argentina actual. Su voz se suma al clamor por no olvidar el pasado, por defender los derechos humanos universales y por mantener viva la esperanza de un futuro donde la justicia y la dignidad sean una realidad para todos.
El discurso de la Secretaria de Derechos Humanos de Salta no
se limita a un mero recuerdo del pasado, sino que se erige como una ferviente
defensa de los derechos humanos y una explícita preocupación ante lo que
percibe como un retroceso de las políticas públicas de Memoria, Verdad y
Justicia a nivel nacional.
Una de las ideas centrales del discurso de Reyes es la indisoluble
conexión entre recuerdo y responsabilidad. Al evocar la época del
terrorismo de estado y la trágica desaparición de Miguel Ragone, subraya la obligación
ineludible que recae sobre los funcionarios y la sociedad en general de
mantener viva la memoria de estos hechos dolorosos. Esta insistencia en no
olvidar se presenta como un acto de justicia en sí mismo y como un antídoto
contra la repetición de tales atrocidades. La figura de Miguel Ragone,
recordado como el "médico del pueblo" por su cercanía y
servicio a las comunidades, se convierte en un símbolo poderoso de esta
memoria. Su secuestro y posterior desaparición, como se detalla en las
resoluciones leídas durante el acto, representan una de las "páginas
negras en nuestra historia", cuya memoria debe ser preservada.
El discurso de Reyes también resalta la importancia de honrar
la memoria de Ragone a través de la emulación de su ejemplo. Su llamado a
tomar la labor del exgobernador como una "bandera" que
trasciende las divisiones políticas subraya el legado de servicio público,
compromiso social y defensa de las causas justas que caracterizó a Ragone. Esta
conexión entre el recuerdo y la acción presente otorga una dimensión práctica a
la conmemoración, instando a los presentes a continuar la lucha por una
sociedad más justa, tal como Ragone lo hizo en su momento.
Sin embargo, la intervención de Mariana Reyes adquiere una
particular urgencia al abordar la preocupante situación actual de las
políticas de derechos humanos en Argentina. Su denuncia del
"silenciamiento y la desfinanciación" de estas políticas a nivel
nacional revela un temor palpable por el desmantelamiento de los avances
logrados en materia de Memoria, Verdad y Justicia. En este contexto, la figura
de Miguel Ragone cobra aún mayor relevancia como víctima de la violencia estatal
cuya búsqueda de justicia, que culminó con las condenas en 2011, se ve
amenazada por este retroceso. Reyes enfatiza que sin el apoyo estatal a las
políticas públicas, la verdad y la justicia para las víctimas se vuelven
inalcanzables.
La oradora subraya la universalidad de los derechos
humanos, afirmando que estos "no pertenecen a un partido político,
nos pertenecen a nosotros". Al vincular directamente la desaparición
de Miguel Ragone con el sufrimiento de "todo un pueblo, toda una
Argentina", Reyes trasciende la dimensión individual de la tragedia
para señalar su impacto colectivo y la necesidad de una respuesta unida en la
defensa de los derechos fundamentales. Su llamado a "ponerse un poquito
en la piel del otro" apela a la empatía y a la conciencia social como
motores de la acción en favor de los derechos humanos.
Finalmente, el discurso de Mariana Reyes concluye con un firme
compromiso de "seguir dándole lucha" y "levantando las banderas
de los derechos humanos", transmitiendo un mensaje de esperanza a
pesar del sombrío panorama que describe. Su reconocimiento y agradecimiento a
la familia Ragone por permitir que el espacio de la conmemoración se convierta
en un "lugar de memoria de manera constante" subraya la
importancia de la perseverancia y la continuidad en la búsqueda de verdad,
justicia y la plena vigencia de los derechos humanos.
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