Fue durante un panel organizado en el Colegio Secundario Abuelas de Plaza de Mayo N° 5083
Video de síntesis de los objetivos y las disertaciones

Contexto del Encuentro
En estos últimos días de agosto del 2025, se organizó un encuentro
en el Colegio Secundario Abuelas de Plaza de Mayo N° 5083 integrado por
un panel de profesionales para abordar la violencia política que se vive en
Salta. El mismo fue transmitido por Martha Yamila Alegre en su canal Facebook. Este colegio, que lleva el nombre de la
emblemática organización de derechos humanos, no es solo un espacio educativo
sino también un símbolo de la memoria y la lucha por la justicia en la
provincia.
El contexto central de la reunión fue la situación
político-económica actual de la Argentina, con un fuerte enfoque en las políticas
de ajuste implementadas por el gobierno de Javier Milei. El encuentro se
enmarcó en la construcción de un espacio de debate y resistencia desde la
izquierda, articulando las luchas históricas por los derechos humanos con la
conflictividad social actual, marcada por despidos masivos en el sector
público, tarifazos, desmantelamiento de programas sociales y un profundo
recorte en áreas sensibles como educación, ciencia y cultura.
En el encuentro educativo, abierto por Rodrigo Delgado y con
la participación de referentes del Partido Obrero (PO), Cristina Foffani y
Claudio del Pla, y del abogado Martin Plaza representado al Instituto de
Derechos Humanos del Colegio de Abogados de Salta, se analizó la situación
desde una perspectiva de clase, vinculando la defensa de los derechos humanos
con la lucha contra el ajuste económico y en defensa de los trabajadores.
Diálogo sobre la Represión Estatal y el Disciplinamiento Social: Defensa de los Derechos Humanos ante la Coerción
El encuentro tiene como objetivo poner en diálogo nociones sobre la represión estatal y el disciplinamiento social en el contexto actual, analizando la violencia simbólica y explícita ejercida por gobiernos nacionales y provinciales, y la necesidad de defender las conquistas en materia de derechos humanos ante estas prácticas de coerción.
En la apertura del panel, Gabriela Niava Moreno, conocida
como "Chipi" y quien es profesora de la tecnicatura de Economía
Social, introdujo los temas y a los ponentes. Chipi explicó que el encuentro
busca dialogar sobre la represión estatal y el disciplinamiento social,
especialmente la violencia ejercida por el gobierno nacional y muchos gobiernos
provinciales, tanto simbólica como explícita, que opera a través del aparato
estatal. También destacó la postura del Instituto Abuelas de Plaza de Mayo como
referente en la lucha por los derechos humanos, la memoria, la verdad y la
justicia, haciendo un llamado a defender las conquistas y repudiar las
prácticas de represión.
Según el orden de las exposiciones presentado por Chipi, el
primer orador fue el licenciado Rodrigo Delgado, seguido por la profesora
Cristina Fofani, luego el abogado Martín Plaza, y finalmente el profesor
Claudio del Pla. Analizamos a continuación la potencia de sus voces Inter
seccionadas en relación al objetivo del encuentro y luego presentamos una
síntesis de cada uno de sus discursos.
La tríada analítica de la represión: cuerpo, ley y sistema
La efectividad de un debate público no reside en la
homogeneidad de sus voces, sino en la potencia complementaria de sus
perspectivas. El encuentro organizado en Salta para analizar la represión
estatal y el disciplinamiento social constituye un ejemplo paradigmático de
cómo discursos diversos, al converger, pueden deconstruir un fenómeno
complejo con una profundidad inalcanzable para una mirada única. La fuerza
del análisis colectivo emergió de la articulación de tres estratos discursivos
esenciales: la evidencia concreta de la violencia, su sustento
jurídico-normativo y su marco estructural económico. La intervención de
Cristina Fofani, Martín Plaza y Claudio del Pla, respectivamente, proporcionó
esta tríada analítica, construyendo una argumentación robusta y multifacética
contra los mecanismos de opresión.
La primera capa, fundamental para anclar el debate en la
realidad, fue aportada por Cristina Fofani. Su discurso ejerció una fuerza
singular al descender los conceptos abstractos de "represión" y
"disciplinamiento" a la experiencia tangible y brutal de los salteños.
Al detallar la corrupción estatal y desenmascarar la retórica de la
"guerra contra el narcotráfico", no solo habló de violencia
explícita; la demostró con pruebas irrefutables y la encarnó en los testimonios
de sus víctimas. Su relato cumplió una función indispensable: proveer la base
factual e histórica que convierte una denuncia general en una acusación
específica. Sin esta evidencia concreta, cualquier análisis posterior correría
el riesgo de flotar en el terreno de la teoría pura. Fofani aseguró que el
encuentro partiera de los cuerpos vulnerados y las vidas afectadas, recordando
el quién y el cómo del problema.
Desde esta base de realidad concreta, la intervención del
abogado Martín Plaza aportó la segunda capa: el andamiaje legal. La fuerza
de su discurso radicó en traducir la violencia denunciada por Fofani al
lenguaje de la institucionalidad y los derechos. Al demostrar cómo los
operativos de seguridad erosionan los pilares constitucionales—como la libertad
ambulatoria y el debido proceso—Plaza no solo criticó las acciones, sino que
expuso su ilegitimidad fundamental. Su mención del habeas corpus como
herramienta fue crucial, pues trasladó la lucha del campo de la protesta al de
la defensa judicial activa, señalando un camino concreto para contrarrestar la
arbitrariedad. Su aporte respondió al con qué se lucha,
proporcionando el sustento normativo que convierte la indignación en una
demanda justiciable y enmarca la represión dentro de un quebrantamiento del
Estado de derecho.
Finalmente, la exposición de Claudio del Pla completó la
tríada al elevar el análisis hacia el estrato estructural, otorgando
profundidad histórica y sentido político al fenómeno. La potencia de su
discurso consistió en responder al para qué último de la
represión. Al vincular las políticas de seguridad con intereses económicos
históricos y una continuidad de poder que trasciende gobiernos, del Pla desnudó
la función esencial del disciplinamiento social: allanar el camino para la
imposición de un modelo económico antipopular. Su mirada sistémica reveló que
el rearme represivo del Estado y la supresión de derechos laborales no son
hechos aislados, sino dos caras de una misma moneda destinada a garantizar la
acumulación de capital a costa de la mayoría. Este marco
socio-político-económico es la pieza crítica que evita que el análisis se quede
en la superficie de los hechos y permite comprender su raíz y su alcance
verdadero.
En conclusión, la fuerza del encuentro residió en la
perfecta complementariedad de estas tres perspectivas. Individualmente, cada
una poseía un valor intrínseco; en conjunto, formaron un circuito analítico
completo. Fofani aportó la materia prima de la denuncia (los hechos), Plaza
las herramientas para su defensa (la ley) y del Pla la explicación de su causa
final (el sistema económico). Esta articulación—que va desde el cuerpo
vulnerado hasta la estructura de poder que lo vulnera—constituye el método más
eficaz para desmontar los mecanismos de represión y disciplinamiento social,
cumpliendo así con el objeto último del encuentro: una defensa integral de los
derechos humanos que es, al mismo tiempo, concreta, legalmente fundamentada y
estructuralmente consciente.
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Análisis de la Represión Estatal: La Sinergia Tripartita
La Tríada Analítica de la Represión
La comprensión completa de la represión estatal emerge de la intersección de tres perspectivas clave.
La introducción de Rodrigo Delgado
El discurso de apertura, a cargo del licenciado Rodrigo Delgado, se centró en el análisis de los mecanismos discursivos como operaciones mediáticas de disciplinamiento social y su capacidad para avalar y habilitar prácticas represivas concretas. Su ponencia llevó el título "violencia discursiva, avalar prácticas represivas de medios y redes".
El núcleo central de su exposición fue demostrar cómo
la violencia discursiva no se queda solo en el terreno de las palabras, sino
que prepara el terreno, genera consenso y empodera a las fuerzas represivas
para ejercer violencia real y explícita sobre los cuerpos.
Para desarrollar este concepto, Delgado explicó que los discursos
son representaciones parciales de la realidad que hacemos públicas y que su
significado no solo depende del texto, sino también del lugar social desde
el que son pronunciados. No es lo mismo lo que diga un individuo en su casa
que lo que declare un referente político o una figura con poder simbólico. La
violencia discursiva, según Delgado, asocia características sesgadas y
negativas a ciertos colectivos o grupos, con la intención de posibilitar el
ejercicio de la violencia real.
Para ilustrar este punto, presentó ejemplos históricos y
actuales:
Ejemplos históricos de violencia discursiva:
- Propaganda nazi y el apartheid sudafricano: Mencionó un cartel de propaganda nazi que mostraba a un campesino alemán pateando a una figura que representaba a un judío, con el mensaje de "expulsemos a los judíos o purifiquemos la tierra". También citó la señalización "White area" del apartheid, que marcaba separaciones concretas y avaladas discursivamente.
- La dictadura argentina: Se refirió a una propaganda televisiva de la dictadura donde una silla que representaba la "industria nacional" se rompía al sentarse, con el mensaje de que la industria nacional era "malísima" y que había que abrir las puertas a la extranjera.
- La
"Carta abierta a los pares argentinos" en la revista Gente
(diciembre de 1976): Este fue un ejemplo central. Delgado la
describió como una "opereta orquestada para avalar la desaparición
de personas y la violencia". La carta utilizaba la metáfora de un
"cuerpo social enfermo" que necesitaba "una transfusión de
sangre salvadora" o un "cáncer que debe ser extirpado". Se
instaba a los padres a controlar los libros y actividades de sus hijos,
viendo el marxismo y el comunismo como "ideologías enemigas,
peligrosas y a ser extirpadas". Incluso citaba obras literarias como
"Cien años de soledad" de Gabriel García Márquez o autores como
Pablo Neruda y Jorge Amado como "peligrosísimos" para
adolescentes. La carta finalizaba responsabilizando a los padres si algo
les pasaba a sus hijos, con la frase "si usted se desinteresa, no
tendrá derecho a culpar al destino o a la fatalidad cuando la llamen del
amor", una construcción discursiva que ocultaba la realidad de las
desapariciones forzadas. El objetivo de estas prácticas discursivas era
"disciplinar", "generar una sociedad acobardada" y
lograr la "cooperación en ese control".
Ejemplos actuales de violencia discursiva:
- Publicaciones
de funcionarios actuales en redes sociales: Mencionó un tuit del
presidente Javier Milei defendiendo a Elon Musk, donde Milei equiparaba a
los "zurdos" con el "peligro" y afirmaba que
"los vamos a ir a buscar hasta el último rincón del planeta en
defensa de la libertad. Zurdos, hijos de p***, tiemblen". Destacó la
importancia del "lugar social" de quien emite el mensaje.
- Declaraciones
de José Luis Espert: Citó la frase "Hay que empezar a
acostumbrarse a la rebelión fiscal y al cárcel oala para el que corta la
calle", en relación con leyes provinciales que buscan disciplinar la
protesta social.
- El
Plan Güemes y el caso de Aguas Blancas: Se refirió a la narrativa de
"Fronteras Blindadas" lanzada por Patricia Bullrich, que asocia
todo lo que ocurre en la frontera a "narcotráfico, al sicariato y a
los caminos fronterizos sin control". Delgado vinculó directamente
esta retórica con hechos concretos, como el informe de Gendarmería sobre
disparos a "bagayeros" en Aguas Blancas, que terminó con el
asesinato de Fernando Gómez. Argumentó que esta violencia discursiva
prepara el terreno para que las fuerzas represivas se sientan
"empoderadas, autorizadas a efectuar disparos, sin control".
Rodrigo Delgado enfatizó que la violencia discursiva es
una herramienta poderosa para modelar la percepción social, justificar la
represión estatal y facilitar la implementación de medidas que restringen
libertades y derechos, creando un ambiente de miedo y control social.
Los oradores del panel y núcleo de sus discursos
Cristina Fofani
Cristina Fofani aborda el Plan Güemes y el Operativo Roca como una falsa justificación para profundizar la represión y el control social, bajo el pretexto de la lucha contra el narcotráfico y la trata de personas. Su análisis se centra en la exposición del entramado entre las fuerzas de seguridad, funcionarios políticos y judiciales con las redes de narcotráfico y trata en la frontera norte de Argentina, argumentando que la militarización apunta, en realidad, a disciplinar al movimiento obrero combativo, a los trabajadores precarios y a la juventud de los barrios vulnerables.
Síntesis de sus expresiones:
Falsa justificación:
Presenta el Plan Güemes y
Operativo Roca como operaciones gubernamentales para combatir el narcotráfico y
la trata de personas en la frontera norte, con el despliegue de 10.000
efectivos de fuerzas armadas federales. Sin embargo, califica esta justificación
como "falsa" debido al "enorme" y "abrumador"
entrelazamiento entre las fuerzas de seguridad (provinciales y federales),
redes de trata y narcotráfico.
Evidencia de corrupción estatal:
Cita ejemplos concretos de
intendentes (Rubén Méndez de Salvador Mazza, Carlos Villalbas y Carlos Alfredo
Martínez de Aguas Blancas) vinculados al contrabando, trata de personas y
narcotráfico, así como a jueces y fiscales federales (Raúl Reyoso, José Luis,
Solá Torino, Claudio Parisi, Edgardo Laurensi, Francisco Yarzú) imputados o
procesados por recibir dinero de narcotraficantes a cambio de liberaciones.
Menciona el reciente sistema de blanqueo de capitales que permite el ingreso de
dinero sin declarar su origen, beneficiando a estas redes.
Objetivo real: Disciplinamiento social:
Argumenta que la militarización y
el aumento de efectivos en los barrios no combaten eficazmente el narcotráfico,
sino que se dirigen contra poblaciones vulnerables. Menciona a trabajadores
municipales (Hipólito Yrigoyen), rurales, del Tabacal, pueblos originarios y
"bagalleros" (6.000 personas sin otra salida laboral) como blancos de
la represión.
Represión violenta:
Detalla casos de represión durante la pandemia y
recientemente, con trabajadores heridos (uno perdió un ojo) y jóvenes que
perdieron la vida en comisarías, evidenciando un patrón de violencia policial
contra los sectores más vulnerables. Concluye que el objetivo es el
"control social" de jóvenes "rebeldes" y de la clase obrera
que lucha por sus derechos.
Martín Plaza
Martín Plaza se centra en la inconstitucionalidad y los riesgos legales del Operativo Roca y el decreto que redefine el rol de las Fuerzas Armadas, permitiéndoles la detención de civiles. Argumenta que esta medida viola la división histórica de competencias entre las Fuerzas Armadas (defensa externa) y las Fuerzas de Seguridad (seguridad interna) establecida en leyes democráticas, y atenta contra el debido proceso y las garantías constitucionales.
Síntesis de sus expresiones:
Análisis jurídico del Operativo Roca:
Describe el Operativo Roca como
enmarcado en un decreto (Diciembre de 2024, aunque la resolución de inicio es
de Abril de 2024) que busca reglamentar la Ley de Defensa Nacional, ampliando
el concepto de agresiones que deben repeler las Fuerzas Armadas y dándoles la
potestad de detención en flagrancia de civiles.
Reglas de Empeñamiento Secretas:
Critica que las "reglas de
empeñamiento" (protocolos de actuación de las fuerzas armadas) fueron
aprobadas como un anexo reservado, inaccesible al ciudadano, lo que impide
conocer bajo qué supuestos actuarán.
Acción judicial:
Explica que organismos de
derechos humanos interpusieron un habeas corpus colectivo preventivo
para impugnar la constitucionalidad de estas medidas, buscando cesar cualquier
procedimiento que restrinja la libertad ambulatoria y exigiendo la publicación
de las reglas de empeñamiento.
Argumentos de inconstitucionalidad:
Sostiene que la Ley de Defensa
Nacional y la Ley de Seguridad Interior definen claramente las competencias de
las fuerzas armadas (repeler agresiones externas de estados extranjeros) y de
seguridad (tareas de policía y prevención del delito), respectivamente. La
modificación de estas leyes por un decreto, de menor jerarquía, es
inconstitucional. Además, las fuerzas armadas no tienen un procedimiento
establecido para la detención de civiles, lo que vulnera el debido proceso.
Ineficacia y riesgos:
Señala que los agentes de las
fuerzas armadas no están capacitados para tareas de seguridad interior, portan
armamento de gran calibre y carecen de formación en el uso proporcional de la
fuerza. Argumenta que estas políticas no solo son inconstitucionales e
ineficaces para reducir el narcotráfico (citando experiencias internacionales
fallidas), sino que además aumentan la tasa de delitos violentos y estigmatizan
a trabajadores de frontera.
Claudio del Pla
Síntesis de sus expresiones:
Fracaso de la militarización:
Utiliza la experiencia de México, donde la intervención del
ejército durante 20 años en la lucha contra el narcotráfico resultó en miles de
muertos, infiltración del ejército y un fracaso total, como advertencia para
Argentina.
Narcotráfico como negocio capitalista:
Sostiene que el narcotráfico es un "gigantesco negocio
capitalista" entrelazado con el poder político y las instituciones del
Estado, y que las leyes de blanqueo de capitales lo legitiman. Los operativos
son una "mascarada" que desvía la atención del problema sistémico y
se cobra la vida de trabajadores.
Continuidad represiva en democracia:
Destaca que, si bien dictadura y democracia no son lo mismo
en la forma, existen continuidades en los "atropellos represivos"
contra el pueblo. Cita ejemplos como los crímenes de estado, casos de gatillo
fácil, represiones brutales (e.g., 2001, 10 personas que perdieron un ojo en
Salta en los últimos 5 años, muertes en comisarías).
Intereses económicos como motor:
Explica que la continuidad de la represión se explica por
los mismos "intereses económicos" que estuvieron en el poder durante
la dictadura de 1976 y en todos los gobiernos democráticos posteriores. Estos
intereses, que él describe como "antinacionales, antipopulares",
necesitan del recurso represivo para imponer políticas que destruyen la
industria nacional, eliminan puestos de trabajo y desfinancian servicios
públicos.
Estado transformado:
Argumenta que estos intereses no buscan la desaparición del
Estado, sino que el Estado tenga una "fuerte policía y una justicia
adicta" para el control, mientras se desentiende de las responsabilidades
sociales (escuelas, universidades, hospitales, derechos sociales).
Vulneración de derechos y reformas futuras:
Vincula el decreto que autoriza a las fuerzas armadas a
intervenir en "lugares estratégicos" con otro decreto que prohíbe las
huelgas en "actividades esenciales y/o estratégicas", lo que
considera una liquidación del derecho colectivo obrero. Advierte sobre futuras
reformas laboral y previsional que requerirán aún más represión para ser
implementadas.
La represión y sus espejos: un análisis tripartito del disciplinamiento social en Argentina
La complejidad de los fenómenos represivos exige un análisis multifacético que escape a las explicaciones unívocas. El encuentro en el Instituto Abuela de Plaza de Mayo, con las intervenciones de Cristina Fofani, Martín Plaza y Claudio del Pla, proporcionó una lente privilegiada para observar un mismo objeto de estudio—la represión estatal y el disciplinamiento social—desde tres ángulos complementarios y, a veces, divergentes. Proponemos que la riqueza del análisis reside precisamente en la tensión productiva entre las intersecciones que unifican sus críticas y las diferencias que enriquecen la comprensión del problema. Juntos, estos discursos tejen una red explicativa que va desde la evidencia concreta en los barrios salteños hasta las estructuras globales del poder económico.
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Cada orador aportó un lente analítico distinto, cuya complementariedad enriquece la comprensión del problema.
Núcleos Discursivos sobre la Represión Estatal
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Intersecciones: el terreno común de la denuncia
A pesar de sus enfoques distintos, los tres oradores
construyeron un sólido consenso en torno a varios ejes centrales. En primer
lugar, coincidieron en una crítica feroz a instrumentos como el Plan Güemes y
el Operativo Roca, desenmascarando su retórica de “lucha contra el
narcotráfico” para revelar su verdadera función como herramientas de control y
disciplinamiento social sobre la población vulnerable. Este desenmascaramiento
conduce a la segunda intersección: la unanimidad en señalar la profunda complicidad
e infiltración de actores estatales y políticos en las redes del narcotráfico,
lo que convierte la justificación oficial en un pretexto cínico y deliberado.
Un tercer punto de convergencia radica en la identificación
de los blancos específicos de esta represión. Los tres discursos coincidieron
en que la violencia estatal se dirige de manera sistemática y selectiva contra
los sectores más desprotegidos: los trabajadores informales, los jóvenes de los
barrios populares, los pueblos originarios y el movimiento obrero organizado.
Esto, a su vez, se vincula con una cuarta intersección: la idea de una
continuidad histórica de la violencia estatal. Fofani y del Pla destacaron la
persistencia de prácticas represivas bajo gobiernos democráticos, mientras que
Plaza aportó una dimensión legal crucial al argumentar que los decretos
actuales buscan desvirtuar el marco legal establecido precisamente para evitar
la injerencia militar post-dictadura.
Finalmente, y de manera más sutil, los tres integraron en
sus análisis la dimensión discursiva de la represión. Aunque con distintos
énfasis, todos aludieron a la “retórica”, la “justificación” o las “políticas
discursivas” como el mecanismo que prepara el terreno ideológico y social para
la implementación de la violencia material, complementando así el análisis de
la violencia simbólica expuesto por Rodrigo Delgado.
Diferencias: la potencia de los enfoques específicos
Si las intersecciones delinean el problema común, las
diferencias en el enfoque permiten aprehenderlo en toda su magnitud. La
principal divergencia radica en el énfasis principal de cada
expositor.
Cristina Fofani ancló su discurso en la evidencia
empírica y concreta. Su poder residió en la capacidad de nombrar, detallar
y situar la corrupción y la represión en Salta. Al proporcionar nombres de
funcionarios, lugares específicos y relatos de las víctimas, dotó de
materialidad incontestable a la denuncia abstracta, operando desde una escala
predominantemente regional.
Por su parte, Martín Plaza elevó el análisis al plano de
la legalidad y la constitucionalidad. Su enfoque se centró en
deconstruir la validez jurídica de los instrumentos represivos, analizar la
separación de poderes y presentar herramientas legales como el habeas corpus
para la resistencia. Su mirada se expandió desde lo local para abarcar las implicaciones
para el marco legal nacional y las garantías fundamentales de todos los
ciudadanos.
Claudio del Pla, en cambio, optó por una interpretación
político-económica y estructural. Su contribución fue proporcionar el “para
qué” último de la represión, vinculándola con los intereses de clase históricos
y la necesidad de un Estado represivo para imponer un modelo económico
antipopular. Su análisis, de alcance global e histórico, conectó las políticas
locales con la trayectoria económica de Argentina y experiencias
internacionales.
La sinergia analítica: la comprensión plena de la represión estatal no puede ser monolítica
La yuxtaposición de estos tres discursos revela que la
comprensión plena de la represión estatal no puede ser monolítica. El caso
concreto y local (Fofani), la legitimidad jurídica (Plaza) y la determinación
económico-estructural (del Pla) no son perspectivas contrapuestas, sino
estratos de una misma realidad. La fuerza del análisis colectivo reside en esta
sinergia: Fofani provee el “qué” incontrovertible, Plaza el “cómo” se vulnera
el marco de derechos, y del Pla el “por qué” último que le da sentido a todo el
entramado. Juntos, demuestran que la lucha contra el disciplinamiento social
debe ser, simultáneamente, una batalla por la verdad factual, por la justicia
legal y por la transformación económica. Solo una mirada que integre estas tres
dimensiones puede aspirar a desarticular los complejos mecanismos de la
opresión.