viernes, 28 de noviembre de 2025

La Lucha por la Soberanía Política y la Memoria: Pañuelos Blancos vs. Pañuelos Negros en Argentina



 Argentina es una tierra marcada por la memoria. Una memoria forjada a sangre y fuego, que se resignifica y se defiende día a día en las calles, plazas y debates. En este escenario, la aparición de las marchas de los "Pañuelos Blancos" y, en contrapunto, las de los "Pañuelos Negros", no es un mero choque de colores, sino la expresión de una profunda disputa por el sentido de nuestra historia, la justicia y, en última instancia, nuestra soberanía política.













El Grito Blanco de la Memoria y la Justicia

La tradición de defensa de los Derechos Humanos en Argentina es un faro en el mundo. Nació del dolor más profundo, el de las Madres y Abuelas de Plaza de Mayo, que con una audacia inquebrantable y un amor inmenso, desafiaron el terror de la última dictadura cívico-militar (1976-1983). Su símbolo, el pañuelo blanco, fue inicialmente un pañal de tela de sus hijos e hijas desaparecidos, que devino en la bandera de una lucha incansable.

Los Pañuelos Blancos representan mucho más que un recuerdo; son la materialización de un compromiso irrenunciable con la Memoria, la Verdad y la Justicia. Sus consignas resuenan como un eco potente de un pacto social que se construyó con años de lucha:

¡SON 30.000! Es la afirmación contundente de la magnitud del genocidio perpetrado por el Estado, un repudio al terrorismo estatal que jamás debe relativizarse.


¡JUICIO Y CASTIGO A LOS GENOCIDAS! Es la exigencia firme de que todos los responsables de crímenes de lesa humanidad rindan cuentas ante la justicia, sin indultos ni impunidad.


DEFENSA DE LA MEMORIA COLECTIVA. Se trata de proteger el relato histórico construido desde las víctimas y los organismos de derechos humanos, impidiendo cualquier intento de borrar o tergiversar los hechos.


REIVINDICACIÓN DE LA LUCHA. Mantener viva la búsqueda de los nietos y nietas apropiados y de cada desaparecido, porque hasta el último eslabón de la verdad debe ser encontrado.

La marcha de los Pañuelos Blancos es, en esencia, la defensa de los cimientos de nuestra soberanía política, que se asienta en el respeto a los derechos humanos y en la capacidad de una sociedad de juzgar su pasado para construir un futuro más justo.


La Sombra Negra del Olvido y la Impunidad

En contraposición, en los últimos años hemos visto la aparición de la marcha de los "Pañuelos Negros". Esta agrupación, que nuclea principalmente a sectores vinculados a militares retirados y civiles que reivindican el accionar de la dictadura, utiliza el color negro como símbolo de luto por lo que ellos consideran "patriotas cautivos". Su elección no es casual; busca ser una afrenta directa al símbolo de las Madres, intentando disputar el espacio de la memoria con un discurso que persigue el olvido y la justificación.

Las consignas de los Pañuelos Negros son una afrenta directa a la verdad histórica y al consenso de la sociedad argentina:

  • Liberación de los "presos políticos" o "patriotas cautivos": Un eufemismo para referirse a los genocidas condenados, exigiendo indultos o domiciliarias.

  • Cuestionamiento de los juicios de lesa humanidad: Alegando "irregularidades", buscan desacreditar un proceso judicial impecable que ha sido reconocido internacionalmente.

  • Teoría de los "dos demonios": Intentan equiparar la violencia estatal y sistemática con la acción de las organizaciones armadas, buscando diluir las responsabilidades del Estado.

  • Reivindicación de la dictadura: Buscan legitimar el golpe de Estado y el terrorismo de Estado como una "guerra necesaria".

Estas marchas representan un ataque directo a la soberanía política del pueblo argentino, a su capacidad de construir un relato propio sobre su pasado y de impartir justicia sin injerencias ni revisionismos que busquen blanquear el terrorismo de Estado.

La Unidad como Blindaje de la Soberanía Política

El gobierno nacional actual ha demostrado una estrategia clara: golpear sectores segmentados para dispersar las luchas y evitar la conformación de un frente común. Ataca a los trabajadores, a los jubilados, a la educación pública, a la ciencia, a los organismos de derechos humanos, buscando fragmentar la resistencia. En este contexto, la confrontación simbólica de los Pañuelos Blancos y los Pañuelos Negros no es un hecho aislado, sino parte de una ofensiva mayor contra los pilares de nuestra soberanía política y social.

Es fundamental comprender que la defensa de los derechos humanos no es una lucha sectorial, sino un pilar fundamental de nuestra identidad como nación. Por eso, la respuesta ante esta embestida debe ser la unidad. La lucha fragmentada beneficia a quienes buscan desarticular el tejido social y avanzar sobre los derechos conquistados.

Los Pañuelos Blancos, hoy más que nunca, deben ser un llamado a la acción conjunta. A unir las voces de todos los sectores afectados por las políticas actuales con la inquebrantable bandera de la memoria y la justicia. Solo desde la unidad podremos construir un blindaje infranqueable contra el negacionismo, la impunidad y las políticas que atentan contra el bienestar de nuestro pueblo y, en última instancia, contra nuestra capacidad de decidir soberanamente nuestro destino.

La Argentina del futuro se construye defendiendo la memoria del pasado, garantizando la justicia del presente y proyectando una soberanía política plena para todos y todas. En esta encrucijada, el Pañuelo Blanco sigue siendo el faro.

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