La Mesa de Derechos Humanos de Salta se prepara para conmemorar el 10 de diciembre y los 50 años del golpe de Estado con una estrategia que va más allá del recuerdo, buscando movilizar e interpelar especialmente a los jóvenes. Frente a la crisis de comunicación y la desconexión generacional, la Mesa apuesta por transformar estas efemérides en herramientas activas de acción política y pedagógica, con actividades que incluyen campañas educativas, expresiones artísticas y nuevos formatos digitales. Coordinándose además con organismos regionales del NOA, la Mesa se propone así reforzar la memoria histórica mientras enfrenta la violencia institucional contemporánea, resaltando la necesidad de una resistencia colectiva y renovada.

En un momento político complejo y desafiante para los
derechos humanos en Argentina, la Mesa de Derechos Humanos de Salta se reúne
para planificar dos fechas cruciales: el Día Internacional de los Derechos
Humanos, el 10 de diciembre, y el 50° aniversario del último golpe de Estado
cívico-militar. La atmósfera refleja una urgencia que va más allá del
calendario. El debate no es solo sobre cómo recordar, sino sobre cómo actuar.
La pregunta central que guio la discusión fue: ¿Cómo hacer que estas conmemoraciones
no solo miren al pasado, sino que interpelen y movilicen a una sociedad actual,
especialmente a los jóvenes, que parecen estar cada vez más distante de estas
luchas?
1. El Diagnóstico: Un Contexto Político que Obliga a la Acción
El punto de partida del debate es el reconocimiento de una
profunda crisis de comunicación y relevancia que trasciende la coyuntura
política. Más allá del "ataque a la existencia misma de los derechos
humanos por parte del gobierno nacional" y la reactualización del discurso
del "curro de los derechos humanos", la Mesa diagnostica una
desconexión generacional. El "silencio y la no explicación" de las
últimas décadas han dado como resultado una sociedad donde vastos sectores,
sobre todo los más jóvenes, carecen del contexto para comprender sus propios
derechos. Una anécdota compartida durante el encuentro resulta reveladora: una
profesora universitaria relató que sus alumnos de tercer año no sabían definir
qué son los derechos humanos. Este vacío de sentido ha fracturado el pacto
social del "Nunca Más", que se revela más como un anhelo que como una
realidad consolidada. Esta situación no solo vuelve a la sociedad vulnerable a
narrativas hostiles, sino que obliga a redefinir radicalmente las estrategias
de memoria y acción.
2. Repensando las Fechas Clave: Una Mirada Estratégica
Este crudo diagnóstico conduce inevitablemente a una
resignificación estratégica de las conmemoraciones, transformándolas de
efemérides en herramientas de acción política y pedagógica.
2.1. El 10 de Diciembre: Más que una Efeméride, un Lanzamiento
La Mesa concibe el próximo 10 de diciembre no como un acto
aislado, sino como el punto de partida de una campaña más amplia. El objetivo
es aprovechar la fecha para lanzar un esfuerzo pedagógico concreto: explicar de
manera popular qué significa el 10 de diciembre, por qué se eligió ese día en
conmemoración de los tratados internacionales de posguerra y por qué esos
principios son fundamentales hoy. Este día marcará el inicio del "camino
hacia los 50 años", un proceso de sensibilización que se extenderá durante
todo el año siguiente, buscando dotar de significado histórico y presente a la
defensa de los derechos humanos.
2.2. Hacia los 50 Años del Golpe: Una Construcción Colectiva de la Memoria
La propuesta para conmemorar el 50° aniversario del golpe de
1976 se aleja del concepto de un único gran acto. En su lugar, se plantea un
proceso a lo largo de todo el año, construido de manera colaborativa. Se
subraya la importancia de contextualizar el golpe del 76 como la culminación de
una serie de quiebres institucionales previos, como los encabezados por
Aramburu y Onganía. La clave, insisten los miembros, es construir una
"agenda" de actividades de manera conjunta con otras instituciones
—universidades, sindicatos, centros culturales— para que la conmemoración sea
un proceso del que la sociedad se sienta parte integral, en lugar de un evento
impuesto por los organismos.
3. El Desafío Comunicacional: Nuevos Lenguajes para Viejas Luchas
El principal desafío estratégico identificado por la Mesa es
la comunicación. Existe un reconocimiento autocrítico de que los esquemas y
discursos tradicionales —definidos como un "lenguaje del año de
Naupas"— ya no son efectivos. Para superar este obstáculo, se discutieron
varias tácticas concretas:
- Ir
donde están los jóvenes: Se planteó un cambio de escenario. En lugar
de convocar en el campus universitario, la idea es realizar actividades en
espacios de alta concurrencia juvenil, como la Usina Cultural. El
razonamiento es directo: "los chicos ya no nos buscan", por lo
tanto, es imperativo "buscar a los jóvenes" en sus propios
territorios.
- El
arte como vehículo: Se propuso utilizar diversas expresiones
artísticas como un canal para transmitir el mensaje. Entre las ideas
surgieron la presentación de obras de teatro, la participación de un coro
con repertorio temático, la organización de un ciclo de cine-debate o la
inclusión de la música de una murga o un grupo de rock para atraer y
movilizar.
- Adoptar
nuevos formatos: Se reconoció la necesidad de adaptarse a la lógica de
las redes sociales. La propuesta es crear contenidos cortos y dinámicos,
como "videos de 30 segundos" o "reels", donde
distintas personalidades y ciudadanos comunes expliquen brevemente qué
significan para ellos los derechos humanos, generando un mensaje coral y
accesible.
- Apalancarse
en la coordinación regional: Se destacó como una fortaleza existente
la red de organismos de derechos humanos de la región NOA (Catamarca,
Tucumán, Jujuy y Santiago del Estero). Este activo será apalancado para
unificar consignas y potenciar el impacto de las acciones, otorgándoles
una escala y una resonancia que trascienda los límites provinciales.
4. Conclusión: De la Memoria del Pasado a la Violencia Institucional del Presente
Lejos de ser un ejercicio nostálgico, la estrategia de la
Mesa se materializa en acciones concretas contra la violencia institucional del
presente. El ejemplo más contundente es la presentación de un amicus curiae
para impugnar el Artículo 18 de la Ley Orgánica Policial de Salta. Esta acción
legal utiliza la memoria como un "espejo", demostrando cómo las
normativas actuales que permiten detenciones arbitrarias basadas en la
"cara de sospechoso" representan un "retroceso" inaceptable
que replica las estructuras represivas consolidadas durante la dictadura. Así,
la labor de la Mesa de Derechos Humanos se reafirma en este doble rol:
preservar la memoria histórica para las nuevas generaciones y, al mismo tiempo,
articular una resistencia legal y política contra las formas actuales de
violencia estatal. Como deja claro esta reunión, la defensa de los derechos
humanos es una lucha continua que se libra tanto en el terreno del pasado como
en el del presente.
