jueves, 25 de septiembre de 2025

Memoria en disputa: La polarización en torno a El Gallinato

Polarización extrema por la memoria: El acto de El Gallinato en Salta desata una feroz disputa ideológica en redes, revelando una sociedad dividida entre la irrenunciable consigna de "Memoria, Verdad y Justicia" y el escepticismo que tilda a las víctimas de "terroristas" y denuncia el "adoctrinamiento" político.

Sitio de Memoria "Gallinato", La Caldera, Salta. 

Resumen en audio:

El acto conmemorativo de la Masacre de El Gallinato en Salta fortaleciendo el mensaje de "Memoria, Verdad y Justicia," ha desvelado, a través de los comentarios de los lectores en los medios Que Pasa Salta y Página 12, la profunda división y el estado de conflicto ideológico que persisten en la sociedad argentina en relación con el pasado reciente. Un análisis comparativo de estas reacciones no solo ilustra la disparidad de opiniones, sino que también revela las distintas predisposiciones sobre las políticas públicas de memoria, verdad y justicia en el país.

El evento, que tuvo lugar en el paraje El Gallinato en La Caldera, Salta, fue un acto solemne organizado por organismos de derechos humanos y familiares de las víctimas. Contó con la presencia de estudiantes de la Escuela N° 4118 y autoridades locales, y se destacó por los emotivos testimonios de sobrevivientes y familiares. La masacre, ocurrida en 1976, dejó al menos 18 personas asesinadas, algunas de ellas desaparecidas o dinamitadas, como parte del terrorismo de Estado. Las voces de la jornada coincidieron en la necesidad de enseñar la historia reciente en las aulas y de hacer de la memoria un ejercicio colectivo frente al avance de discursos negacionistas.

El contraste entre los comentarios de los dos medios es abrumador y revela dos cosmovisiones opuestas. Por un lado, las reacciones en Que Pasa Salta demuestran un claro escepticismo y un rechazo al mensaje del acto. La crítica se centra en la supuesta falta de "verdad," en la deslegitimación de las víctimas como "terroristas," y en la acusación de "adoctrinamiento" de los estudiantes. Esta visión, lejos de ver la memoria como un legado colectivo, la interpreta como una herramienta política utilizada para un relato sesgado y conveniente. Los comentarios que critican la supuesta "doble vara" de los derechos humanos y la politización del acto reflejan una sensación de injusticia o de relato incompleto. Aquí, la memoria no se percibe como una forma de sanar heridas o construir un futuro, sino como un elemento de confrontación ideológica que excluye otras perspectivas. La descalificación de las víctimas y la defensa tácita de la acción militar evidencian la presencia de un discurso que busca reinterpretar o, en algunos casos, negar la naturaleza de los crímenes de lesa humanidad.

En la vereda opuesta, los comentarios en Página 12 representan un apoyo unánime y militante al acto. Aquí, el mensaje de "Memoria, Verdad y Justicia" no es negociable; es una consigna irrenunciable y un principio fundacional. La memoria se entiende como una tarea de "resistencia" y una responsabilidad intergeneracional. Los lectores no solo legitiman a las víctimas, sino que las reivindican como "compañeros" y portadores de un ideal de justicia social. Se exige la justicia sin reconciliación y se compara a los represores con los nazis, lo que denota una clara intención de condenar y señalar la barbarie del terrorismo de Estado. El acto es visto como una continuidad de una lucha que debe ser defendida de "discursos negacionistas" y de "políticas que van en contra de nuestro pueblo".

La comparación de ambos grupos de comentarios no es una simple lista de opiniones, sino un reflejo del estado actual de las políticas de memoria en Argentina. Mientras que en Página 12 se las defiende como una necesidad democrática y moral, en Que Pasa Salta se las ataca como un "relato" partidario. Esta polarización muestra que, a pesar de los avances institucionales (como las leyes y los sitios de memoria), el consenso social en torno a este tema sigue siendo frágil. La valoración de estos grupos de comentarios indica que las políticas de memoria, verdad y justicia, lejos de ser un capítulo cerrado, se enfrentan a un desafío constante: el de consolidar un entendimiento histórico común en una sociedad donde las interpretaciones del pasado siguen siendo un campo de batalla. La disputa sobre la memoria de El Gallinato es, en última instancia, una disputa sobre el presente y el futuro de la identidad argentina.

El futuro de la memoria en Salta, y por extensión en Argentina, se encuentra en un punto de inflexión. Si bien el acto de El Gallinato demuestra que la memoria colectiva se mantiene viva y activa, la existencia de discursos negacionistas y la polarización de los comentarios de los lectores revelan que la construcción de un consenso no está garantizada. La disputa de sentidos continuará en el ámbito público, y su resolución dependerá de la capacidad de la sociedad para debatir y reconciliar sus diferentes interpretaciones del pasado. El desafío es lograr que las políticas públicas de memoria, verdad y justicia puedan trascender las divisiones ideológicas y ser reconocidas como un pilar fundamental para la democracia y la convivencia pacífica.

 


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