jueves, 1 de junio de 2006

Un caso de reconstrucción de memoria. Fernando Pequeño reconstruye a su abuelo Miguel Ragone





Un caso de reconstrucción de Memoria
Fernando Pequeño reconstruye a su abuelo Miguel Ragone
© 2006







Reconstruyendo la Memoria
A la memoria del Ex Gobernador Dr. Miguel Ragone.









El presente material se desarrolló en el proyecto
RECONSTRUYENDO LA MEMORIA

Del Instituto Superior del Profesorado de Salta Nº 6005

Coordinador General: Prof. Luis Cossio
Director: Mgster. Daniel Ontivero
Equipo de trabajo: Lorena Ávalos
Exequiel Cruz
Ana María Principato
Andrea Celemente
José Luis Madrid

El proyecto esta enmarcado en el Programa Nacional
"A TREINTA AÑOS DEL GOLPE. EDUCAR EN LA MEMORIA PARA CONSTRUIR EL FUTURO."

Auspiciado por el
Ministerio de Educación, Ciencia y Tecnología; y la
Secretaría de Derechos Humanos
Del Ministerio de Justicia y Derechos Humanos de la Nación








Memoria e Historia
Comenzamos un proyecto cuyo eje fundamental se plasma en el hecho de profundizar en el conocimiento de un período de la historia considerado nefasto. Y nos concentramos en esta idea ‘de adentrarnos’ porque si bien es cada vez más lo que se habla y lo que se hace en cuanto a lo sucedido en ese momento; poco es en realidad o mejor dicho pocos son los que en realidad pueden construir algo de esa época. Por lo tanto, he aquí donde empezamos a dar el primer paso en la realización de nuestro trabajo. No podemos reflexionar o adoptar una actitud crítica frente a algo que no conocemos. Esto es lo que nos pasó a muchos argentinos. La generación que nos antecedió se olvidó de contarnos, se olvidó de enseñarnos, o fue-ron silenciados. Entonces, ¿cómo podemos decir nunca más? ¿el nunca más de qué? ¿de algo que no conocemos?
Nos planteamos como primer objetivo ‘conocer’, y a partir de allí construir la memoria en cada uno de nosotros para luego hacer una memoria colecti-va como miembros de esta sociedad.
Esta tarea que nos hemos fijado, sin embargo, no culmina en este primer paso; sino que creemos que es necesario llegar un poco más allá. Es en este punto en donde entra a jugar el papel para el cual nos estamos formando;
el de profesores de historia.
Un autor dijo una vez: …‘el profesor de historia está condenado a tener mayor responsabilidad, por eso es socialmente útil, porque su función es disipar las ilusiones y remediar los olvidos que fomentan los usos que de la historia hacen en cada momento el poder o las clases socialmente hegemó-nicas’...
Adoptamos esta posición y nos sentimos con la responsabilidad de llevar a cabo la tarea de ayudar a construir en cada joven, en nuestra nueva genera-ción, la memoria que a nosotros nos ha sido negada.

Esta entrevista es parte del intento por lograr el conocimiento y la cons-trucción de la que hablamos. Porque entrevistar al nieto del Ex Gobernador de Salta, Dr. Miguel Ragone, nos sirve para acercarnos a quien fue una persona que luchó contra un sistema de poder hegemónico; entendiendo también que no fue el único, sino que existieron y que siguen existiendo personas anónimas que también luchan y lucharon contra ese mismo sistema para tratar de alcanzar la Justicia Social.
Por lo tanto, este trabajo refleja una mirada, una perspectiva de la realidad que, si bien es importante por el hecho de representar el testimonio de al-guien muy cercano a la figura del ex gobernador, y que además tiene un pensamiento formado sobre lo que es y debería ser nuestra sociedad, no es por este motivo ni más ni menos valioso de lo que puede pensar cualquiera de nosotros.
A fin de cuentas lo que queremos lograr, es acercarnos cada vez más a un tipo de sociedad en donde las opiniones de aquellos que más sufren, los obreros de la vida, sean tenidas en cuenta, y no solo eso, sino que también sean puestas en práctica para un proyecto de Nación en común,

una Nación en donde la memoria colectiva sirva para construir un verdadero pueblo unido para el beneficio de todos y no de unos pocos.

El equipo de trabajo.


Los usos de la memoria en torno a la figura de Miguel Ragone:
Incorporar las emociones para teorizar desde lo cotidiano

La identidad y la memoria no son cosas sobre las que pensamos, sino cosas con las que pensamos.
Tener identidad implica siempre un núcleo de memoria que permanece más o menos igual en el tiempo y en el espacio en que se vive. Siempre estamos siendo un poco dominados por el poder y un poco resistentes a esa dominación, un tanto opositores a lo que nos lastima o a lo que no compartimos o legitimamos.
Podemos pensar nuestras vidas como un lugar donde se cruzan permanen-temente lo que no podemos dejar de hacer, la dominación; con lo que que-remos hacer, nuestra capacidad de resistirnos a lo que debemos hacer. En nuestras vidas, estar siendo dominados y poder resistirnos están solo sepa-rados conceptualmente.
El poder que nos domina es mucho más que un poder político o de gobierno, es un poder que construye nuestras vidas y relaciones, que nos permite construir y percibir nuestros espacios cotidianos y hasta ser conscientes de nuestras propias percepciones y sentimientos; un poder donde los gober-nantes poderosos no están necesariamente enfrentados al pueblo, sino pro-ducidos por la misma dinámica social que construye Estados, gobiernos, pueblos, comunidades, familias.
La dominación de la que hablo no es la de las leyes jurídicas o la de las leyes de la economía y del mercado. Es una actitud que todos y todas tenemos que nos impide vernos a nosotros mismos como seres únicos e irrepetibles, en consideración de otra actitud que desde muy temprano nos enseñaron a pensar y a actuar: que somos eslabones de una estructura que nos supera, que hay verdades y necesidades naturales y universales que rigen para todos por igual, que es más importante el todo que la parte. Que hay leyes y verdades universales por las que se rigen las sociedades en que vivimos y que debemos seguirlas indefectiblemente para no tener vidas desgraciadas. La dominación es una actitud que se transforma en sentimiento: que todo está siempre peor, el de no poder ir a ningún lugar, el de no poder ‘escaparse’, el de no creer que construir una vida con sentido propio, mejor, de menos sufrimiento, es posible.
La dominación a la que me refiero es finalmente, una decisión poco cons-ciente de qué es lo que queremos recordar y qué es lo que queremos olvi-darnos. Porque es a partir de eso que recordamos y que olvidamos, que nos fabricamos a nosotros mismos como personas y construimos nuestras so-ciedades.
Curiosamente, hay algo de nuestras personalidades que se olvida: las in-tenciones de los hechos, el significado particular que cada uno le atribuye a las cosas que elige hacer y no hacer. Se registran los hechos pero no los significados de esos hechos para quienes los hacen. Luego otros, en otro lugar y en otro tiempo, se encargan de contar y recrear esos significados, esas intenciones. En general se cree que esas intenciones y significados se olvidan porque no quedan registrados. Y dejan de registrarse, no porque no exista interés de hacerlo, sino porque nadie puede saber lo que en la pro-funda subjetividad moviliza a los hechos. Sí se puede suponer, pero eso ya es el recuerdo de alguien que supuso. Sí se puede escribir, pero la lectura ya es la interpretación sobre quién escribió, no sus propios significados e in-tenciones.
Sin embargo, esos significados a los que no se puede acceder, quedan ente-rrados, existen subrepticiamente, latentes en la memoria que tenemos como pueblo; y resurgen en otro tiempo y en otro espacio. En otras subjetividades que recrean memorias y significados que habían sido aparentemente olvidados. Renacen entre memorias hegemónicas, entre mandatos instituidos, y empiezan a crecer en una tensión permanente entre el deber ser social, lo que es esperado, lógico, permitido, deseable; y el querer ser subjetivo, que siempre tiene puntos de fuga, deseos que no encajan totalmente en el mandato instituido.
La resistencia de la que hablo no tiene que ver con oponerse a una acción con otra fuerza semejante. Tampoco con una revolución que cambie en poco tiempo el orden instituido. Ni tiene que ver con aguantar, tolerar o sufrir. La capacidad de resistir o la posibilidad social de transgredir el orden instituido y la memoria hegemónica, es posible cuando surge entre nosotros una conciencia subjetiva y social de que en la vida estamos siempre siendo dominados y oprimidos, pero también la de estar siempre siendo resistentes, simultanea y constantemente. Una tensión entre el querer ser y el deber ser subjetivo; y político, en el sentido que los actos y sentimientos privados tienen para el mundo público.
Empezar a entender la resistencia comienza por ver la manera en que otros viven, habitan y construyen el espacio y las memorias, sin colaborar acti-vamente en el sistema de dominación, desde dentro del sistema. De esta manera la resistencia implica siempre crear nuevas síntesis de memoria, de significados, de actitudes, de políticas; que construyan y también reconstituyan nuestras vidas, nuestras sociedades, nuestras familias.
La resistencia no es oponerse al sistema en que vivimos, es transformarlo desde adentro.
La dominación a la que me refiero aquí no tiene que ver solo con reprimir por la fuerza. Eso es solo un efecto de algo más profundo. Funciona fragmentando nuestros cuerpos, ideas y sentimientos en partes discontinuas, desconectadas; a la vez y en un mismo proceso, inculcándonos que todos somos exactamente iguales para incluirnos en un engranaje en el que debemos encajar de manera perfecta para que nuestra vida en sociedad sea posible y que de no encajar perfectamente, servimos menos, somos diferentes, valemos menos, estamos disminuidos, somos menos importantes. Por lo tanto, estar siendo resistentes es desconfiar de los mandatos sociales que nos obligan a todos a ser iguales, y es transitar en una dirección contraria a la seguridad y a la confianza conferidas por la seducción del poder; plas-mada justamente en sentirnos pertenecientes a tal o cual sector del mundo en que vivimos.
Resistirse al poder es negociar a favor de la creatividad de la memoria, del cuerpo y de la subjetividad que nos hacen ser personas únicas e irrepetibles en un mundo siempre y cada vez más complejo y cambiante.
El largo proceso temporal que insume tantas energías y requiere tanta perseverancia a los emprendedores de la memoria, como lo son muchos activistas, funcionarios públicos y grupos sociales y políticos, será fructífero solo si es posible negociar en forma resistente la manera en que somos imaginados, abstraídos, reducidos, desbancados, desmoralizados y silenciados.
La herramienta imprescindible de negociación a favor de la resignificación de las memorias de los hechos que otorgan sentidos a nuestras vidas, es un ejercicio constante para comprender e interiorizar que cada uno de nosotros es un lugar en el tiempo y en el espacio que a la vez que está fragmentado por eso que nos domina, produce también múltiples significados a partir de lo que sentimos en nuestra singularidad vital. Que no es otra cosa que la producción permanente y constante de una nueva síntesis.
Se trata de entender la propia multiplicidad.
Los primeros esfuerzos de una memoria activa, de síntesis nueva; comienzan siendo pocos conocidos, poco claros, aún por quien o quienes lo desarrollan. Se trata de actos e ideas que aparecen como sinsentidos desde la lógica de la dominación. Entender algunos sinsentidos, contradicciones, fugas de memoria, es empezar a entender y pensar en la lógica de la resistencia, que nunca estará por fuera del espacio de la dominación, pero que es contra-puesta.
Somos sujetos múltiples viviendo espacios sociales complejos, atravesados por múltiples intersecciones que son contradictorias, tensas, definidas por y onstruírias de las formas de ser de las sociedades en que nacemos y vivi-mos. Somos cada uno de nosotros, puntos de encuentros de muchas iden-tidades, de muchas memorias, olvidos y deseos que nos construyen dife-rentes y múltiples, a veces abstractos, a veces concretos. Somos sujetos múltiples construidos por y onstruítores de múltiples memorias, fragmen-tadas y abstractas, que le darán forma al presente una y otra vez en un juego de luchas entre memorias y olvidos.
Para quienes queremos comprometernos en pensar sobre el mundo en que vivimos y los significados de los actos de las personas, sin despegarnos de los hechos y de los sentimientos, generando un intenso trabajo (auto) emancipatorio; es primordial aprender la posibilidad y desarrollar la habi-lidad de establecer referencias cruzadas entre realidades diferentes de círculos de actores sociales también diferentes, entendidos desde la domina-ción y desde la resistencia, sin simplificar ni reducir los actos y las inter-pretaciones al estar siendo dominados o resistentes; sino prestando atención a los caracteres y las personalidades, y a la gran variedad de personas y los mundos que habitan. Es preciso ver siempre, al mismo tiempo, la dominación y la resistencia. Este ejercicio, exige unir en la mirada, lo indivi-dual y propio, lo concreto, que es subjetivo –del orden de la identidad- y que involucra a la manera de conocer la realidad; con la dimensión de lo público y lo social.
Poder resistirse al sistema de dominación que es siempre mucho más com-plejo que el mundo político, es siempre y constantemente, un ida y vuelta permanente, en una espiral ascendente en el trabajo de (auto)conocimiento y (auto)emancipación individual y social.

Fernando Pequeño Ragone

La EntrevistaA continuación se reproducen los ejes más sobresalientes de la entrevista audiovisual realizada a Fernando Pequeño, con el objetivo de mostrar un trabajo activo de memoria. Por tanto, es preciso advertir que no es interés del equipo de trabajo producir un efecto de ‘verdad histórica’ a partir de la in-terpretación que pudiéramos hacer del entrevistado, sino presentar el material para debatir a partir del mismo las formas en que se construye memoria e identidad.

El equipo de trabajo.


Memorias, voluntad política y voluntad jurídicaEs reciente la voluntad política que hace posible que se configure la volun-tad en el poder judicial que vaya a esclarecer estas causas, si es que es po-sible el esclarecimiento, porque después de 30 años hay muchos datos que se perdieron. Si es posible o no, no es tan importante como que se produzca el dinamismo social frente a todo esto. Los juicios de estas causas producen mucha activación de memoria.

Definiendo el lugar desde el que se habla y recuerdaEl equipo: Hay gente mucho más jóvenes que nosotros, inclusive niños y niñas, que no saben sobre el tema, que no saben quién es Miguel Ragone y entonces nos gustaría para empezar que nos informes quién era Miguel Ragone y porqué interesa tanto hoy el juicio y las causa judicial que gira en torno a lo que le pasó.

Miguel Ragone era mi abuelo.
Lo que conozco de él tiene que ver con una vivencia subjetiva personal hasta los nueve años, que tenia cuando lo secuestraron y lo mataron. Con la reconstrucción que hizo mi familia de la imagen de mi abuelo durante estos últimos treinta años. Y también la sociedad, porque como hombre público, mi abuelo esta como flotando en el éter en la memoria social. Si los militares trataron de destruir la imagen destruyendo el cuerpo, no lograron destruir la trascendencia que tiene mi abuelo hoy, que esta instalado en valores políticos fundamentales para la construcción política de hoy y del futuro.
En todo este proceso se mezclan memorias muy profundas y muy nucleares mías, de mi primera infancia, de mi primera conformación subjetiva, con memoria familiares ya no tan subjetivas pero si que tienen muchos huecos, porque en mi familia durante mucho tiempo se eligió callar y no recordar y también con la historia nuestra como salteños, como sociedad, que en un punto de inflexión a mi me convocó a recordar.

Familia y trayectoria del abuelo: los inmigrantes. Intersección espacial y temporal.
Dominación de género. El mundo del trabajo. La educación.
El lugar desde el que se construye esta memoria.

El núcleo familiar de mi abuelo estaba constituido por varios hermanos… dos varones y el resto mujeres. Los papás de mi abuelo llegaron de un me-dio campesino de Italia, en la isla de Cerdeña. Llegaron en la década del ’30, en la última oleada grande de inmigrantes. Optaron por Argentina pero podrían haber elegido Estado Unidos. Primero se vino la mamá de mi abuelo, siendo novia del papá de mi abuelo, escapando del destino que su madre le tenía reservado como hija que la cuidara en la vejez.
Esto es lo que mi tía recupera del relato de su mamá.
Los padres de mi abuelo se instalaron en Tucumán y ahí nació él, que era el mayor de todos los hermanos. Tenían una vida ajustada. Empezaron como muchos italianos que vinieron a la Argentina a desarrollarse más en el sector servicios y empezaron en la actividad gastronomica. No es que tenían un restaurante, cocinaban y vendían comida.
No se qué es lo que los motivó a venirse a Salta, es algo de los huecos de la memoria, que me falta reconstruir. En Salta se establecieron, y armaron un restaurante que estuvo en dos lugares. Mientras fueron naciendo y crecien-do los hijos. Uno de ellos estaba en la calle Urquiza y el último que tuvie-ron estaba en el lugar donde hoy se encuentra el Hotel Salta. En Salta hasta hace poco tiempo existían esos restaurantes muy familiares, de italianos habituados a la cultura del trabajo.
Mi bisabuela se llamaba ‘Custodia’, imaginen que nombre, la carga que tenía ser mujer en ese momento. Ella era la que cocinaba y la que llevaba los números y mi bisabuelo regenteaba a dos o tres mozos que eran quienes los ayudaban en el tema de la atención.
Para llegar a montar esta pequeña estructura familiar, ellos tuvieron que trabajar toda su vida. Mientras, ellos pudieron mandarlo a mi abuelo a es-tudiar Medicina en Bs. As., lo que responde a lo que muchos de nosotros conocemos como la historia de ‘mi hijo el dotor’. Esto de las familias que podían progresar, mandar a sus hijos a las universidades. Estamos hablando del momento naciente de los peronismos, donde justamente el peronismo viene a revalorizar todo el ascenso social que hubo durante el peronismo y que después en Argentina no hubo otro momento histórico como ese.
Mi abuelo como primogénito hijo de una familia de inmigrantes empieza a crecer, se va a Bs. As. Y empieza a estudiar en un ámbito muy politizado como la Universidad de Medicina de Bs. As.
En Salta el había estudiado en el viejo colegio nacional, que estaba donde hoy se encuentra la escuela Zorrilla. Ahí empezó a conocer a muchas per-sonas que después lo acompañaron en su vida, a muchos amigos que le quedaron.
Esto es algo que a mi me contaron algunas personas que compartieron con él en ese momento de su vida, cuando el estudiaba en el colegio nacional y trabajaba en el restaurante de sus padres. El llevaba viandas a lo que era el Club 20 de Febrero que estaba en el edificio donde luego funcionó la Casa de Gobierno cuando él fue Gobernador.



Lo social y subjetivo, lo político. Lo privado y lo público.
La actitud resistente: buscando una nueva síntesis.

El equipo: Él englobaba su papel político dentro de su persona, de su carácter.
Esto era parte indivisible del ser de mi abuelo y de muchos de los políticos de ese momento.
Él se postuló para gobernador en tres momentos y en su ultima momento fue cuando representó a la Lista Verde dentro del partido peronista allá por el ’73. El lideraba la Lista Verde con muchas personas que lo acompañaban y que trabajaban mucho haciendo todo el trabajo logístico del gran esfuerzo que cualquier militante tiene que hacer para llegar a visibilizarse y a poder liderar y a representar cosas para la gente, además del trabajo natural del líder. Todo eso mi abuelo lo hacía en la Lista Verde.
Aquí nos interesa historizar lo social y no hacer una historia política, es decir pensar como lo político tenía que ver con la parte subjetiva de mi abuelo, de mi familia y de la gente.
Mi abuelo era un líder muy carismático al interior de su familia también y mientras vivió era prácticamente mi papá, porque en ese momento mis padres eran muy jóvenes y mi papá trabaja muy duro en su finca que tenía que sacar adelante y tenía muy poco tiempo para dedicarme a mí. En cam-bio mi abuelo ya acomodado económicamente y con todas su funciones de médico y de político, después, tenía mucho más tiempo para dedicarme. Esto fue una cosa que a mi me marcó mucho, porque me hace transitar en una cuestión intermedia entre una especie de hijo y de nieto.
Mucha de la gente que eligió mi abuelo para su gabinete de gobierno, había sufrido la proscripción de 18 años del peronismo. Ellos como él estaban convencidos y sentían la necesidad visceral de cambiar lo social y de luchar por la igualdad. Aunque no hay que hablar de enemigos en política, para ellos, el enemigo político era el ‘imperialismo norteamericano’. Y esto queda claro en sus discursos en sus funciones políticas ante las cámaras. Ellos buscaban incrementar la base de inclusión de la gente, instaurar el tema de la justicia social, desarrollar la política de bienestar social. Es lo que todos conocemos de la mano del primer peronismo.
Tuvieron la valentía y la osadía de ir contra la cúpula instituida del poder de policía de Salta, hombres formados en procesos militares. Había dos cosas acá. Una clase de lideres políticos que estaban convencidos que ocu-paban un lugar de superioridad con relación al pueblo, y estaban represen-tados por funcionarios de policías que servían a esta clase política, que contribuían a incrementar o a mantener sus lugares de privilegios, pero que también conformaban y estructuraban sus propios lugares de privilegios como clases en ascenso. Los jefes de policía, todo el sector alto de la polic-ía estaba de la mano de esta clase política que había estructurado su poder durante la proscripción del peronismo La clase que no iba a soltar el poder tan fácilmente y que constituyó después la última dictadura que tuvimos.

Resignificando la muerte
La historia de la muerte y el secuestro de mi abuelo comienzan simbólica-mente en este acto desafiante de la mano de su ministro, con su apoyo y secundado por él, claro.
Cuando asumieron el gobierno, al día siguiente, producen una serie de cambios que son históricos y de mucho valor, porque desarticularon a los altos mandos de la policía relevándolos de sus cargos y sacándolos de sus jurisdicciones. Esto para las personas muy autoritarias y muy totalitarias del poder, es una afrenta muy terrible. Ese fue también el momento inicial de los que desembocó en la intervención de su gobierno un año y medio después.
Hay que entender todos estos procesos dentro del contexto sudamericano que se venía viviendo, no quedarse solo en pensar lo local y lo nacional. Desde la ideología neoliberal construyeron al enemigo político en los mon-toneros, y los construyeron como violentos asesinos apartidas. Hubo de todos los colores y magnitudes, y eso es algo que hay que poner en el de-bate también.
Frente a todo esto mi abuelo estuvo preocupado y abocado en producir un efecto pacificador en todos estos grupos. Yo lo construyo a mi abuelo bási-camente como un hombre de paz, y con una gran habilidad para producir un diálogo político entre todos los sectores. Mi abuelo pensaba que el otro que estaba en el grupo de enfrente no era el enemigo, eran las personas con las que se podía construir desde otro lugar. Él intentaba transitar entre esos grupos e ir logrando consensos.

El nieto: un punto de encuentro con el abueloEsto es lo que yo construyo de la imagen de mi abuelo, tal vez sea una fic-ción, tal vez no, pero es lo que yo como nieto y uniendo todo este rompe-cabezas voy concluyendo. Y un poco también tiene que ver con la manera en que yo me construyo como persona, y que no esta nunca descontextua-lizado de la s líneas políticas más fuertes en éste momento. No es casual la activación de la memoria, que nosotros estemos hoy acá hablando de esto. No podemos entendernos como subjetividades aisladas de lo social, por que lo social nos penetra y nos atraviesa a todos en todo sentido y en todas direcciones siempre. Eso es el núcleo de nuestra subjetividad y de nuestras identidades.
Siempre hay una frontera en el transitar entre grupos, y la frontera para mi abuelo estaba dada en estas clases políticas que veían lo popular de muy mal modo. En estas clases políticas que tradicionalmente se habían creído dueños del país y legitimados naturalmente por encima del pueblo, no co-mo representantes del pueblo sino como directores o pensadores del pue-blo.

Actores de la intervenciónÉl fue intervenido con la ayuda de un sector del peronismo más de dere-cha. Yo recuerdo el miedo de María Estela Martínez de Perón cuando vino al Congreso Eucarístico, un miedo infundado si lo relaciono a mi abuelo, pero puedo entenderlo si pienso en la gran agitación y violencia que ya un año antes del golpe había, y la manera en que la oposición había pintado el gobierno de mi abuelo. Yo tenía ocho años por entonces, y me abrumó a bajada del helicóptero en el Colegio Nacional, con la presidenta.
La derecha del peronismo no dejó nuca de trabajar intensamente en contra del gobierno legítimo instituido, y quienes lo sostuvieron a mi abuelo en el gobierno fueron estos militantes de la lista verde y su legitimación popular. Esto es lo que 30 años después renace en la construcción de la memoria, como este ‘gobernador del pueblo’.

¿Quiénes eran los marxistas?Pero quiero hacer una aclaración, que como nieto reconstruyo particular-mente. Mi abuelo tenia un gran carisma y era un gobernante pensando en el pueblo, que era en muchos aspectos de su vida el ‘medico del pueblo’, ‘el médico de los pobres’, un poco lo que se le atribuía a Evita en el contexto nacional. Pero mi abuelo también era un burgués. Y esto es importante revalorizar de la imagen de mi abuelo, porque él como mucha gente estuvo construyendo también una vida económica de privilegios.

Sobre la política presente y pasadaA mi me sensibiliza mucho este nuevo espíritu de la política pensando co-mo integración, como algo que puede construirse más allá de los partidos políticos. Hay que ver que pasara en el futuro inmediato. Yo me siento movilizado y comprometido con eso. Asistimos a un momento de cambios profundos donde nosotros como jóvenes tenemos que ser protagonistas.

Juicios. Memoria. Política e interpelación social: encuentro con el abuelo
Si la política ‘se llevó a mi abuelo’, este espíritu de mi abuelo a través de un trabajo activo de memoria que excede nuestra memoria familiar, me interpeló a mi para poder pensar estas cosas y para poder construirme como ser político con todo este bagaje que yo les acabo de contar, y mirando hacia el futuro, donde es central el tema del desarrollo y el impulso de los juicios de DDHH donde el de mi abuelo es paradigmático porque fue go-bernador, pero que también es un juicio más entre muchos otros, de muchas gente que fue desaparecida, silenciada, despojada. Y yo espero que el juicio de mi abuelo pueda servir como emblema para activar las memorias que hacen falta. Además del resultado de estos juicios importa que se los impulse y permitan la activación de muchas instancias sociales como por ejemplo encontrarnos en este momento teniendo ganas de hablar de la memoria.
En estos últimos dos años yo estuve reconfigurándome y transformándome a un nivel muy profundo en un impulsor de todo esto. Y eso se lo debo a la gente que pensaba y creía en mi abuelo y que lo sigue pensando y constru-yendo de formas muy valiosas que a mi me conmueven mucho. Y también a un sector político que me interpeló también de alguna manera y me fue construyendo otras imágenes de mi abuelo. Tuve que hacer un trabajo muy activo de memoria para poder trascender lo que fue la marca de los grupos que mantuvieron vivas estas memorias como las de mi abuelo. Me refiero a los grupos auto pensados y auto legitimados como de Derechos Humanos, y que hicieron el más importante de los trabajo en estos treinta años al mantener vivas las memorias. A ellos les debemos el hecho que jóvenes como nosotros podamos contar con estas herramientas de memoria para poder pensar lo social y lo político en sentidos nuevos.

El asesinato. Sobre el cuerpo: resignificando la muerte.
En la dimensión privada su asesinato fue muy simple. El salía de la casa donde nosotros vivimos actualmente en el pasaje Gabriel Puló y lo mataron a dos cuadras cuando se bajó a comprar cigarrillos, un grupo de varios hombres en tres autos. Salía a trabajar como todas las mañanas.
Hay muchas hipótesis sobre la suerte del cuerpo. Algunos hablan de una dinamitación, otros creen que esta enterrado en algún lugar específico y otros creen que fue puesto en un cajón con piedras y tirado a la parte más profunda del Dique Cabra Corral.
A nosotros como familia nos da muchas ganas de saber cual puede haber sido el destino de ese cuerpo, pero hemos tomado una decisión privada y política al mismo tiempo. Privada porque nosotros elegimos renunciar a saber donde está el cuerpo que tiene una consecuencia política porque no queremos que la búsqueda de su cuerpo signifique desviar esfuerzos en el contexto del juicio sino avanzar sobre los responsables. Hoy se sabe quiénes son pero hay que generar las pruebas.
Por eso nosotros elegimos construirlo a mi abuelo como depositado en el espacio y tomarlo simbólicamente, y también es una manera de avanzar sobre esas ideas a veces maniáticas que tenemos de depositar tantas cosas en el cuerpo muerto de una persona.
No hace falta ningún cuerpo para probar que mi abuelo fue asesinado. En-tonces no hace falta ninguna búsqueda de un cuerpo.
Mi abuelo Miguel Ragone fue el gran tipo que yo acabo de construir en este relato y el valor es de esa construcción en si misma, por eso tampoco importa mucho un cuerpo. Como tampoco importa mucho el resultado de la investigación, como que se lleve a cabo y podamos activar las memorias para encontrarnos en todo esto. Y construir políticamente y socialmente y subjetivamente otro mundo. Eso tiene que ver con la reivindicación. Por lo menos es la reconstrucción que yo hago de mi abuelo.

La importancia de recordar y de olvidar: las síntesis vitales. Trascender.El equipo: Te agradecemos y la intención de todo esto es que jóvenes como nosotros que no estamos involucrados en el tema, de repente comencemos a enterarnos y darnos cuenta de ese pasado que a veces está tan próximo pero que a pesar de todo no lo conocemos. Queremos que reflexiones sobre lo importante de recordad, de la memoria.
Recordar es importante pero olvidar también es importante. Nuestra capa-cidad de recordad es lo que nos da la posibilidad de construirnos como personas, de formar parte de lazos sociales, de tener amigos. Es la posibili-dad de olvidar algunas cosas que podemos retomar en otros momentos lo que nos permite producir síntesis para construirnos como sujetos ligados a lo social.
Yo tengo una idea de mi mismo como persona en donde no puedo sepa-rarme del contexto de afectividades que me rodean, o del contexto político que me rodea, y yo siento que soy como ese lugar o ese espacio temporal donde se juntan muchas tradiciones de pensamiento, muchas afectividades, muchas maneras de ver el mundo; donde a veces prevalecen unas, a veces prevalecen otras; y que lo que yo voy siendo, porque siento también que nunca soy determinadamente una cosa, porque mas que ser soy un estar en movimiento y un constante fluir todo el tiempo. Así voy siendo todos los días de mi vida de la mano de mis seres más queridos, también de los que no me quieren, y eso se va ampliando a una red social mucho más grande. Y la memoria es lo que me permite sentirme parte de todo este conjunto social, sintiendo que puedo memorizar y activar algunas partes de esas subjetividades mías, porque yo lo elijo, pero también que hay algunas partes que escapan a esa posibilidad de elección de mi parte, que no puedo elegir pero que están siendo parte de esta subjetividad, y que me conducen hacia otros lugares, y que después por esa cuestión tan fantástica de la dinámica de las memorias, puedo olvidarme de algunas otras y puedo construirme como otro ser en otro momento. Por eso creo que hasta hace dos años era un Fernando marcado por un contexto político, social, familiar, universitario, de mis compañeros de muchas índoles, y de dos años para esta parte yo pude activar voluntariamente algunas memorias y otras me-morias se activaron en mi por otras cosas que me exceden y hoy soy un Fernando distinto a lo que era hace dos años y probablemente dentro de dos años sea otro Fernando distinto.
Me parece que la importancia de las memorias es la síntesis que noso-tros en toda nuestra trayectoria de vida vamos pudiendo hacer. Donde hay mucho de imposición, mucho de elección y mucho de la dinámica particular de la vida.
También vivimos en un momento donde se abusa de las memorias. Parti-cularmente soy un abusador de la memoria y calculo que en algún momento podré producir una nueva síntesis y vivir con un poco menos de equipaje. Hago un esfuerzo grande para reconstruir la historia de mi abuelo porque lo necesito en este momento. En algún momento decir solo que mi abuelo fue un gran tipo y sentir que ahora estamos viviendo otra sociedad, otro momento. Estaría bueno que eso pase con todos los jóvenes y que estas memorias permitan que esto que yo describo a nivel subjetivo, a nivel político permitan reintegración, reconciliación; no sobre la base del olvido y del perdón que es lo que se planteaba en los noventa, sino sobre la base de una nueva síntesis de memoria hasta que se nos agote la visa física. Y allí nos trascenderán otros chicos, otos nietos, así como yo le trascendí a mi abuelo.















Un caso de reconstrucción de Memoria
Fernando Pequeño reconstruye a su abuelo Miguel Ragone
© 2006


El presente material se desarrolló en el proyecto
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